Fotos: CARLOS G. NAVARRO |
De derecha a izquierda, Javier Lorenzo Candel, Luis Alberto de Cuenca y el que escribe estas palabras |
Luis Alberto de Cuenca es un libro abierto él mismo, un libro con el que se puede hablar de todo: no hay escritor cuyo nombre salga a colación que no sea amigo o buen conocido, no hay tema que le sea ajeno, ni por supuesto el fútbol. Aunque nadie es perfecto: Luis Alberto es del Real Madrid.
Antes de la lectura, para hacer tiempo, recorrimos los puestos de la Feria del Libro de Ocasión, en el Paseo de la Libertad, y sobre la marcha nuestro invitado iba reconociendo y recitando autores y títulos de cómics, de folletos, de viejos volúmenes, referencias que llevaban unas a otras, hasta que se detuvo un poco más y adquirió un ejemplar de Wodehouse que reservó en la bolsa para devorarlo en el tren en el viaje de vuelta.
Lo único que nos entristeció en su visita no fue por voluntad suya ni nuestra: teníamos concertado con Cultural Albacete que Luis Alberto leería en el escenario de la sala principal, como los poetas que le han precedido. Sin embargo, por algún desajuste organizativo, otro evento nos arrebató la sala y hubo que celebrar la lectura en el Teatrillo del sótano, un sitio encantador, con cierto sabor neoclásico, pero con el problema de que no caben más que setenta personas. Por lo menos otras setenta se quedaron con las ganas de oír leer y hablar a Luis Alberto. Una contrariedad terrible, un despilfarro de sabiduría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario